domingo, 2 de noviembre de 2014

Caminante de sueños

La lluvia orquestando el paisaje, los árboles y las flores, casi silenciosos, receptivos, contemplativos.
 Los verdes, susurrando de a tonos su alegría. Los pájaros, esos instrumentos alados, observan canturreando bajo sus techos, la maravilla. El cielo, es la fuente viva, el aljibe milenario, que nos refresca con su algarabía, nos da nueva vida, nos trae otra oportunidad. 
Un nuevo ciclo comienza, la primavera, repoblada de esperanzas, cargada con toda la sabiduría de los viejos años, con la inocencia del inicio, anciana y niña, eterna, se reinventa.
 Todas estas sensaciones, estas visiones, son espejo de mi alma, una protagonista fértil, un valle de horizontes lejanos, de atardeceres soñados, rosados... un no saber que va sabiendo.
 Los anhelos tibios de mi sangre, herencia de innumerables pasos, cobrando identidad en la cúspide de mis ideas.. La electricidad de la vida, que transmitiéndose en el tiempo, de corazón a corazón, desmiente a la oscuridad que trae la muerte, iluminándola.
 Mis sueños, cabalgantes lejanos que nunca se cansan, son ese pulso que ahora me delinea, y que renovado, me identifica. Mientras el lienzo del mundo, danza conmigo, cada integrante, otro emisario, otro pulso, otro caminante de sueño, dibujado bajo el resplandor de un nuevo tiempo.
 ¿Pero y si nos proponemos alinear nuestros sueños?
¿Y si reconocemos que somos herederos del mismo fuego eterno?
 ¿Y si como una orquesta, logramos afinar nuestros deseos, cada uno en su preciosa particularidad, encastrados con belleza, con empeño, elevando nuestra música como a un rezo, convirtiéndola en un solo gran deseo? 
Ese deseo, que hoy está latiendo fuerte entre los solitarios recovecos de mi corazón, de mi conmoción, de mi sensación, es todos a quién pertenece... sólo nos falta un darnos cuenta... para eso.. la Vida...

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