domingo, 28 de abril de 2013

Rezo en la plaza


¿A dónde va la música que no me atraviesa?
¿Cuál es el eco invisible de sus brazos? ¿Dónde, dónde encontrarlo?
Mis sensaciones son murallas, antiguos rezos, moribundos, intuyendo el final.
Grito silencioso, castillo filoso, ¿por qué me mordés mientras retenés a mi destino?
Sabio destino, eslabón del plan divino
No mes des sólo palabras, pesadas como lentas barcas en el océano del existir.
-Palabras: ¿alas o anclas?-
Prisionera de existir, escuchá la voz que te dice: “rompé cadenas”
Rompé cadenas en nombre del amor.
Amor, martillo, liberame.


Estoy en el vértigo de saber, lo imposible de No-Ser.
Ruidos de engranajes, imágenes en movimiento.
Columpio del tiempo, recordá al Sol cuando estés en lo alto
Entregate en sus rayos, crecé con ellos en la curiosidad de crearse infinitos
Y recordá a tus raíces cuando ya estés tan lejos, que no las veas más
Llevá sus voces, embellecidas y sutilizadas, ahora tuyas, ahora nuestras
Belleza, contraseña que abre el sentido,
que ilumina el crepúsculo de la incertidumbre.
Chistes, bromas, risas, aplausos.
Este es mi anhelo, este es mi rezo en la plaza.



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Estruendo kármico,
aún no brillas,
pero luces como un sol que quiere nacer.
Luces como los planetas que te quieren ver.
Tu mente es una galaxia en expansión
Tus hijos, aún ausentes, son tu motivación.
El amor, que todavía no conoces, se deja intuir.
Danza celeste ¿Dónde estará mi choque?
Colisión dadora de vida, tejiendo virtud,
en el entretiempo de tu aparición
Espero por la unión de las serpientes, espero en el atardecer rojo.
La muerte reciclando vidas, decide.
Espero, mis ojos no dejan de soñar -mientras caprichosos delinean un camino-