lunes, 14 de enero de 2013

Paquete de Moira


¡Oh! ¡Los dolores se  calmaron! Cubrieron con terciopelo blanco, celeste y rosa el interior de su cabeza. Recordaste el poder de lo suave, como el poder del útero. Te reestableciste, te dio fuerza. ¿Pero qué llaga no descansa en el interior de tu impaciencia? ¿Qué te preguntás, cuando tus pensamientos no mueren? ¿Y por qué anestesiarlos? ¿Acaso el placer, vale más que la verdad? ¿Acaso la verdad, si es dolor, si es castillo de púas, entonces, es inhabitable? Todos viven en el mundo de lo posible, pero lo posible a veces es mentira. Pero lo imposible, lo insoportable, a veces es verdad.
La balanza, sentada arriba de la enorme rueda, no olvida, no deja de medir.

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