lunes, 31 de diciembre de 2012

pulseada entre sueño y realidad

¿Y si el tiempo se acelerara,
y volcara sus gotas condensadas,
sobre esta tela gastada que arropa mi alma.
a la que yo llamo mi vida, a la que yo llamo 'yo'?
Las recibiría con cenizas en los ojos.
¿Y mi corazón o mi mente,
cualquiera que fuese,
podría soportar aquella atrocidad?
El abismo escondido,
no revela sus leyes ni sus determinaciones,
no revela su cabal esencia de gula,
ha encontrado el truco del tiempo,
que se desliza como el crecimiento de una flor en primavera,
esculpiendo belleza y suavidad
Marioneta de la muerte,
te he visto desnuda,
he arrancado tus velos
me he salpicado con los fluidos de tus intenciones,
me he escapado de tu mandíbula invencible.
Ya sé que no me queda mucho más.

¿Cómo es que no te diste cuenta,
que estás flotando en un océano sin orillas,
que sos un cajón que se humedece y se pudre
que aún resiste,
pero qué significa 'aún', si no habrá mañana?
Estoy despierta,
en un desierto de tierra infértil,
el cielo explotó con miles de saturnos
y anuncios apocalípticos de neón.
Todos se han ido, nunca han existido,
fueron una ilusión, una sinfonía de sueños y nubes,
que apenas puedo intentar palpar
metiendo las manos del recuerdo
en este charco turbio, aún caliente por los rayos del sol.
No, el día no murió, el sol sigue vigente.
Quizás anunciando, que soy la próxima.
Quizás anunciando, que soy eterna.

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