sábado, 15 de octubre de 2011

El pájaro que canta de noche


El pájaro que relata historias en la noche
Esta ya no parece una buena época para dormir
Es que quizás haya tanto que decir
y hay tan poco para escuchar,
que sería bueno hablarle a tus sueños, piensa él
En esta aurora tapada por las espaldas del mundo
la mente disuelve las rutas de acción
Se tejen esfinges de subordinación
Se desprende el contenido del libro de la papisa
Mi corazón se descongela por tanta velocidad
El canto de aquel intruso onírico me revela lo ineludible
Vuelvo a inquietarme en mi desolada reticencia
(Mi entrega no será súbita)
¡Pero en ella ya no quedó nada señorita!
Allí la luna traiciono a su sol
La boca se tragó al corazón
Y las coronas de tu infancia quedaron como universos inhabitables
En los escenarios que sembraste de miedos
crecieron tus prematuros sucesores
Te desplazaron con la voluntad despiadada de sus deseos
¡Lárgate de ahí! te canta el pájaro en madrugada
Y lo entona con la armonía del que no se escandaliza con sus infiernos
Te recuerda el secreto que dejaste olvidado entre tanta ambición
La remembranza de las historias que desplomaste en bibliotecas oscuras
¡Ay! Hilandero de cadencia en las historias nocturnas
Te acostumbraste a nuestro horror
Te adaptaste a la fatalidad de nuestros excesos
Voy a abrir mi ventana para escucharte mejor
Voy a acostarme en la cama y a entonar tu prosa
Tengo que creer en algo nuevo
por ahí podes ser vos el motín que anhelo
Con el deslizamiento de tu belleza que crece y decrece
voy a trazar un lírico paralelismo
para vocalizar la potencia de mi sangre
arrancarle las pinzas a la razón que tiñen su color
que le sacan la fuerza de la confianza
Así vas dejando los mensajes de la mutabilidad de la existencia
Se va revelando el contrasentido de la razón
La chispa de la vitalidad que se niega a ser contenida
prende fuego el ingenio de los techos de la ciudad amortajada
(salgo de ahí sino quiero quemarme yo también)
La caballería de la noche se va silente junto con la neblina
Me desvanezco en los palacios oceánicos del inconciente
Te encuentro en otro árbol cuando se descolore el día

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